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Controlar la sequía, un aporte de tratar las aguas grises

Usar las aguas grises para reforestar puede tener un impacto importante en controlar el avance de la desertificación.

Este año, el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía se celebra bajo el lema “Unidos por la tierra: Nuestro legado. Nuestro futuro” y se enfoca en promover la gestión sostenible de los suelos. Alrededor de una cuarta parte de la población mundial se ve afectada por la sequía y la degradación que causa en los suelos. De hecho, cada segundo se degrada un área de suelos sanos equivalente a cuatro canchas de fútbol, lo que suma 100 millones de hectáreas anualmente, una superficie más extensa que todo Chile (75 millones de hectáreas).

Únicamente se puede alimentar a la humanidad y hacer frente al cambio climático y a la crisis de biodiversidad disponiendo de suelos sanos y la gestión adecuada de los recursos hídricos juega un papel fundamental en la mitigación de la sequía y la desertificación. Implementar políticas y tecnologías que promuevan la eficiencia en el uso del agua y el aprovechamiento de recursos hídricos no tradicionales (como aguas de lluvia y aguas residuales tratadas) puede ayudar a conservar los recursos hídricos disponibles y evitar la degradación de los suelos.

Educar sobre la importancia del agua entre las comunidades es clave para fomentar prácticas sostenibles y reducir la presión sobre los ecosistemas vulnerables. Además, priorizar la gestión responsable del agua fortalece la resiliencia frente a los efectos adversos del cambio climático y brinda mejores opciones para ofrecer un futuro más sostenible para las generaciones futuras.

En Chile

La crisis climática ha dejado expuesta la fragilidad de nuestro país ante eventos más extremos como lluvias intensas en pocas horas o sequías que duran años, poniendo en riesgo la infraestructura pública y privada. En este sentido, el avance del desierto desde el norte hacia el área central representa otro desafío que el país debe afrontar en los años que vienen. En este contexto, la ley 19.561 regula la actividad forestal en suelos de aptitud preferentemente forestal y en suelos degradados, incentivando la forestación y la prevención de su degradación, lo que representa una política pública a nivel nacional para combatir la desertificación.

El proyecto de aguas grises representa una conexión directa, ya que la reforestación requiere del uso del agua, especialmente en zonas de difícil acceso a ella, como en el sector norte de Santiago, Petorca en la región de Valparaíso y en localidades de más al norte.

Recientemente se actualizó la ley de aguas grises (Ley 21.075), que regula la recolección, reutilización y disposición de aguas grises, ampliando su uso, lo que van en directo beneficio de la conservación y sustentabilidad ambiental.

Proyecto GWR

En esa línea, el proyecto de aguas grises aporta en generar tecnología para dar un tratamiento económico, rápido y seguro a las aguas grises. Esto representa un alto potencial, pues actualmente en Chile en una casa se consumen en promedio 170 litros de agua potable por persona, de los cuales el 60 % se convierte en aguas grises, cantidad que podría recuperarse para ser destinado, por ejemplo, a la reforestación, lo que podría tener un impacto significativo, especialmente en la zona norte del país.

 

Autores: Dr. Esteban Quijada / Dr. Ricardo Abejón

 

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